martes, 24 de septiembre de 2013

Héctor Veira: El dia de la oscuridad


(Por Marcelo De la Cruz) .- El 3 de octubre de 1991 el técnico del Club Vélez Sarsfield , Héctor Veira, dirigía la práctica con cierto nerviosismo, sus jugadores se habían dado cuenta desde un inicio que algo malo pasaba y era algo que no se podía disimular. Cuando se acercaba el medio día, de la calurosa jornada de primavera , llegó el abogado del “Bambino” a comunicarle las novedades judiciales y las malas noticias.

En ese momento Veira no supo qué hacer, las indicaciones y consejos del doctor en leyes eran confusos. Decidió terminar la práctica y abordar el auto de su Preparador Físico, el querido profe Webhe, y tomó rumbo a Barracas donde vivía su padre: Víctor.

En el juzgado habían denegado su recurso de amparo por la supuesta violación del pibe Sebastián Candelmo .  La historia comenzó el 17 de octubre de 1987, 35 horas mas tarde de haber ocurrido el hecho, Luis José Candelmo, el padre de Sebastián Candelmo, había denunciado en la comisaría 10 de la ciudad de Buenos Aires que Héctor Rodolfo Veira había abusado a su hijo en el departamento de Veira, Doblas 1103, Ciudad de Buenos Aires. El padre del niño afirmó que su hijo le contó lo ocurrido primero a su madre, ya en casa y luego a él. Veira fue detenido por intento de violación y salió con libertad condicional 36 horas después.

Por un tiempo el hecho pareció diluirse, pero para 1991 tomó una dirección distinta a lo deseado por Veira. De los 17 jueces que atendían el caso , 2 decían que Veira era culpable: María Cristina Carmiña y Carmen Argibay. Los 17 tenían que estar de acuerdo para que el Bambino quedara exonerado, así que la causa no prospero.

El 4 de octubre Veira ingresó en el departamento Central de Policía y a las 12:34 fue trasladado a Devoto, llego al pabellón 50 en lo que llamaban el sector Sheraton. Ese domingo jugaba Vélez con River en Liniers, los locales perdieron uno a cero y Veira lo escuchó por la radio – para colmo el gol fue en contra de parte de Oscar Ruggeri- , los que lo vieron dijeron que entro en un fuerte pico de depresión. Ese mismo domingo lo visitaron por la noche Oscar Ruggeri, el Tigre Gareca y el directivo Raúl Gámez. Cuando dejaron al convicto en Devoto dicen que dijo estas palabras: “Lo único que quiero es que se olviden de mí”.

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