(Por Marcelo
De la Cruz).- Menotti es la vena más formativa de los técnicos de futbol en la
República Argentina, su línea es la del
hermoso ballet, de la belleza del deporte, del trabajo y de la búsqueda de un
Nirvana diferente dentro de este deporte. Tal vez por eso fue muy criticado y
complicado en diferentes etapas de su historia.
Su obra
maestra fue el Mundial de 1978. Argentina se consagró un domingo 25 de junio ganándole
3 a 1 a Holanda en el alargue. El lunes 26 César Luis fue el más buscado en
Buenos Aires, los medios lo llamaban hasta Rosario pensando en una escapatoria
a los pagos, el hincha común pedía su nombre como quien pide libertad a su captor, más aun en esos días.
Menotti recurrió
a su amigo Rodolfo Kraly, que le había reservado una pieza en el Hotel
Libertador con un nombre fingido. Con Kraly tenía una relación muy especial,
era su secretario personal y su hermano dentro del grupo, fue su cable a tierra
personal en los momentos de mayor tensión. En la residencia donde se alojó la
selección durante el Mundial se los veía hablando constantemente por walkie talkie. Sus nombres de guerra eran
“Gato Negro” (Menotti) y “Nube Blanca” (Kraly). El seudónimo Menotti salió
debido a sus andanzas nocturnas que tenía por la concentración, era un
fantasma, dirían los jugadores recordando esos días.
Menotti
trataba a todos por igual, salvo a Houseman, a él lo quería como a un hijo,
incluso antes de ir a la fiesta del Mundial el propio César lo vistió de los pies
a la cabeza. El ”loco” se entretenía con eso.
El campeonato
fue soñado por Menotti, su promesa -si la conseguía- fue sencilla y la cumplió,
con todo su cuerpo técnico dio la vuelta Olímpica alrededor del Obelisco
vestido con el atuendo de jugador. Junto a Saporiti, Poncini y Pizzarotti
vestidos de cortos lo acompañaron a las 4:30 de la madrugada del lunes 26,
habría un centenar de hinchas que aún festejaban el campeonato que fueron
testigos de un hecho poco común. Menotti se puso su gorra favorita y con sus
piernas largas corrió como si nada por 9 de Julio para cumplir por un sueño que
había tenido hace muchos meses.



