martes, 15 de octubre de 2013

Carlitos, "el Deportista"


(Por Marcelo De la Cruz).-  Carlos Gardel, el mito del tango argentino tuvo una relación especial con el deporte, casi tendríamos que decir que el deporte lo busco a él, sobre todo por su propensión a engordar. Gardel tenia un serio problema, poseía un “buen diente”, pero estar bien físicamente era necesario para encarar sus extensas giras. Cuando se encontraba en Buenos Aires corría desde Plaza Once a Palermo en remera y shorts muy largos.

A Carlos  le gustaba la Pelota Vasca y concurría al YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) para practicar este deporte. También le fascinaba el frontón que jugaba en una cancha en Anchorena  y Rivadavia. También hizo gimnasia en la “Young Men”, otro Instituto, donde también  nadaba  y jugaba a las bochas.

El fútbol lo atrapó obviamente, comenzó en un club chiquito llamado “Orfelinato”. De grande solo iba a las canchas. En 1928 estuvo con la delegación argentina que fue a Ámsterdam en los Juegos Olímpicos, le gustaba andar con los futbolistas. Sus amigos fueron Tarasconi, Varallo, Mario Evaristo y Orsi. Cuando se prendía a un picadito usaba una faja de lana para la transpiración, siempre con mucho humor y cuando terminaba tomaba masajes para no tener dolores musculares el siguiente día. Fue hincha de Racing Club, los domingos que estaba en Buenos Aires  iba a la cancha con su amigo Elías Aippi, pero antes su tradición era pasar por el hipódromo. Pedro Ochoa  era  su ídolo

En 1916 llegó a pesar 118 kilos. Es por eso que comenzó a practicar boxeo en el Boxing Club Buenos Aires, este deporte le ayudo mucho para bajar peso. Gardel era aficionado a todos los placeres de la vida, pero el deporte estaba dentro de esa lista de manjares que el “morocho del Abasto” mantenía dentro de sus preferencias.

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